Prometí que convencería al papi de Aylan para irnos de acampada y al fin lo he conseguido.
Aunque sin caseta, ha sido una súper experiencia que recomiendo a todo el que pueda.
Les contaré toda la aventura adelantando que ha sido algo sin previa organización, que llegamos ya anocheciendo y nos perdimos la puesta de sol, aún así, le sacamos partido al tiempo que estuvimos, pudimos disfrutar del amanecer y las vistas fueron maravillosas.
Elegimos Tejeda, teníamos ganas de campo y de pasar un poco de frío, y el Corral de los Juncos nos pareció una buena elección, acertamos de lleno sin saber que tendría las vistas más alucinantes de la isla al despertar.
No nos hizo falta mucho, únicamente ganas de compartir momentos juntos, probar nuevas experiencias, nuestro coche como casa por un día, acondicionado con un colchón, mantas y un kit de supervivencia básico para acampadas (comida y agua, cartas, un cuento que eligió Aylan y poco más). También es necesario un permiso que pueden solicitar a través de http://cabildo.grancanaria.com/formulario-solicitud-permiso-acamapadas Nosotros no lo sabíamos pero para la próxima de mayor duración ya iremos precavidos.
No tenemos una caravana ni mucho menos, un mono volumen sencillo, aunque sin duda no sería una mala idea, pero por el momento con nuestro modesto y acogedor coche nos ha bastado. Desplazamos los sillones y convertimos el coche en cama, con el colchón y las mantas quedó perfecto para mi tamaño y el de Aylan, porque a su papi le costó algo más acomodarse y conciliar el sueño, pero amanecer los tres juntos con la luz del día sin despertador y disfrutando del silencio más absoluto y de esas vistas de infarto hizo que la tortícolis ya no fuese tan importante.
Rodeados de bosque y pinos, en calma y armonía dimos un paseo para explorar la zona sin tanto frío como por la noche, aunque a la sombra seguíamos estando abrigados hasta las pestañas, mientras papi recogió y volvió a transformar nuestra cama por una noche, en nuestro coche, en el que subimos y nos fuimos hasta la Cruz de Tejeda a tomarnos un chocolate caliente para entrar en calor, aunque, sin churros. Se de dos que se quedaron con las ganas, pero no tenían.
De vuelta a pasear para bajar el desayuno, pudimos coger algunas castañas, pero las más grandes estaban demasiado cerca de la carretera como para que el pituso pudiese participar en la hazaña.
Una única noche hemos pasado fuera de casa, suficiente para estar en contacto con la naturaleza y valorar el tiempo en familia sin interrupciones. ¿Lo bueno si es poco dos veces bueno? No se yo, creo que repetiremos pronto y para la próxima mínimo dos noches.
¿Alguna recomendación de otra área de acampada en Gran Canaria con un entorno tan mágico?
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