Mi principito

"El amor verdadero comienza cuando no se espera nada a cambio" Antoine de Saint-Exupéry.

Y así comenzó nuestro amor, un amor puro y verdadero, muy verdadero, sin pretensiones. 

Desprendías la mezcla perfecta entre inocencia, dulzura y sabiduría. La sigues desprendiendo.

La sabiduría de un niño, a los que no siempre tomamos en serio, pero que cuando reducimos la marcha de nuestras estresantes y ocupadas vidas, y somos capaces de prestarles la dedicación necesaria, cuando los escuchamos o simplemente los observamos, descubrimos que son asombrosos, capaces de todo, atrevidos, creativos, curiosos, valientes... y querremos recuperar su magia para nosotros mismos.

Dar valor a lo que de verdad es importante es una de las cosas más valiosas que me ha enseñado mi hijo, aunque podría escoger muchas otras.

Que reír en la cama puede ser mejor terapia que sentarse en el frío sillón de un psicólogo, que ver un atardecer juntos puede ser más mágico que el mejor show de magia del mundo, que cuando leemos el cuento de buenas noches lo de menos es el libro que escojamos, sino leerlo juntos, que lo mejor de que llegue el fin de semana es pasar tiempo de calidad en familia, que no importa si llevamos sin vernos media hora o medio día, porque el abrazo al encontrarnos siempre será igual de fuerte y puro, que no necesitas montón de juguetes ni regalos,porque con una simple piedra puedes entretenerte incluso más tiempo e inventar juegos más divertidos, en definitiva, me has enseñado que "Sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos".

Y que, si durante la niñez sonreímos unas 300 veces al día, y en nuestra etapa adulta tan solo unas 20, ¡hoy es un buen día para empezar a acercarnos más a la primera cifra!

Camiseta: Palomino
Cubrepañal con tirantes: Miss Little Ones
Zapatos: Lefties