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Día a día de una mamá primeriza
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12 may 2018

Todo sobre su operación

Al fin, después de muchos miedos e incertidumbres Aylan ha pasado por quirófano. 

Aunque en un principio nos dijeron que no sería hasta que estuviese escolarizado, alrededor de los 3 años, cuando se realizaría la cirugía, finalmente a sus 23 meses y poco llegó el día y su intervención de sindactilia y clinodactilia se ha efectuado.

Este post ha surgido con la intención de aclarar a otros papis que estén en nuestra misma situación, algunas de las dudas que nos surgieron a nosotros en el camino, y para las que en nuestro caso, no obtuvimos respuesta hasta el día a día. Por supuesto se trata de nuestra experiencia y obviamente recalco que mi idea del aspecto médico es nula.

PREOPERATORIO:
Las pruebas del preoperatorio son sencillas. Pensábamos que le harían distintas pruebas y simplemente consistió en una analítica y una entrevista con el anestesista en dónde nos preguntó sobre la salud y el día a día de Aylan. Al haber estado malo con mocos recientemente, nos dijo que si cuando nos llamasen para ingresarlo había estado malo o fiebre en los últimos días se los comentase por teléfono y se aplazaría la fecha de la cirugía.

DÍAS DE INGRESO:
Ingresó un día antes de la operación y le dieron el alta un día después. Así que en total, fueron tres días y dos noches las que pasó en el Materno. Antes de irse, sólo tres cosas a tener en cuenta: vigilar el color, temperatura y olor, del dedo gordo de la mano vendada, que fue el único que dejaron por fuera del vendaje.

ANESTESIA:
Era uno de nuestros miedos, pero todo marchó como nos lo explicó el anestesista en el preoperatorio. Antes de bajarlo a quirófano le pusieron en la mano contraria de la operación una crema anestésica, Emla, para pincharlo y ponerle en esa mano las vías sin que le duela, y le dan un jarabe con el que ya baja medio adormilado. Una vez en el quirófano le ponen la mascarilla con la anestesia general.

Ya cuando se iba yo creo que estaba medio soñando porque nos dijo "Adiós mami, me voy a dormir", ya pueden imaginar mis lágrimas.

TIEMPO ESTIMADO DE LA CIRUGÍA:
En ningún momento nos quisieron dar datos de esto, nos dijeron que dependía de cada niño. Pero antes de entrar nos dijeron sobre que hora saldría y salió más tarde. Nuestra desesperación en esa media hora de más era extrema, así que creo que ese es el motivo de que no quieran decirte un tiempo determinado. Aylan estuvo dentro casi tres horas.

DESPERTAR::
Cuando terminaron de operarlo nos avisaron y nos quedamos con él hasta que despertó. De muy buen humor, como si se levantase de dormir. Aunque si es verdad que al principio quería quitarse los cables de las vías y preguntaba sin parar que dónde estaban sus manos, porque tenía ambas vendadas, la de la operación y la de la medicación. Rápido se acostumbró.

POSTOPERATORIO:
¿Curiosidades de los días siguientes?

Pues había que dormir con el brazo en alto, tanto en el Materno como en casa, así que su papi instaló en su cuarto un gancho para las bicis, parecido al que se usa para colgar las cortinas. La segunda noche que durmió en casa se quejó de dolor, la única que se quejó, y cómo no sabíamos que hacer el padre le dijo que quitabamos el brazo del gancho y que ya se lo colgaríamos cuando estuviese dormido, pues él muy serio le dijo "no papi, la mano ahí".
Otro dato que creo que sería importante es que usar para calmar el dolor. En el Materno nos dijeron que le diésemos el calmante que tuviéramos en casa, lo que usásemos normalmente, y en nuestro caso pues sólo le habíamos dado antes Apiretal, cuándo había tenido fiebre, así que le dimos lo mismo. No le hizo nada, después de su noche mala fui a la farmacia en busca del Dalsy porque me había comentado la enfermera que al ser antiinflamatorio, en su caso era mejor. Durante los siguientes tres días se lo dí antes de dormir y dormía toda la noche.

¿Las curas de la mano? Sencillo, ninguna. Esa venda se le pone en el momento en que lo operan, forrada de un tensoplast y así se queda hasta un mes después que lo vuelve a ver el cirujano. No quieran saber como podía oler. Y si, se que estarán pensando que era uno de los puntos a tener en cuenta al llevarme a Aylan de vuelta a casa, pero lo llevé al Centro de Salud para comentárselo al enfermero y sus risas fueron muchas. Que ese era el olor de una venda en un niño de dos años, que juega, come y se limpia con el brazo como si fuese su servilleta, se arrastra por el piso, y aunque creamos que no, también suda. Sólo en caso de que el olor fuese a podrido o le diese fiebre, o mal estar, tendría que volver a llevarlo. Así que con el brazo cada vez más negro nos fuimos de vuelta a casa.

¿Las curas del injerto? Pues en nuestro caso con esto no tuvimos tanta suerte, los puntos se infectaron. Son puntos absorbibles que encima llevan tiras de puntos y a su vez sobre ellas un apósito. Nos dijeron que nosotros, en casa, tendríamos que mantener el apósito limpio y seco y nos dieron algunos por si se le levantaban, ensuciaban o mojaban, porque los tiene justo en el borde del pañal, se lo cambiásemos. Yo no fui capaz, así que de esto se encargó Ayose. Hasta que un día cambiándole el pañal veo que el apósito estaba levantado y me armé de valor para hacerlo yo, con tan mala o buena suerte, según lo vean, que se le habían levantado las tiras de puntos y esa cicatriz no tenía nada de buena pinta. Saqué una foto y se la mandé a una amiga enfermera que me dijo que se lo llevase de inmediato. Ella se lo curó durante dos días y me recomendó que lo llevase al pediatra, porque pensaba que podía ser alérgico a los puntos, y si fuese así era mejor terminar de quitárselos, pues ya habían pasado diez días desde la operación. Al llevarlo al pediatra me dijo que no, que el problema era que el apósito que le habíamos estado poniendo, el que le pusieron en el Materno, no era transpirable, y le mantenía la herida húmeda, una herida que si estuviese al aire se curaría antes, pero que tratándose de un niño que aún lleva pañal, y en la zona en la que está, no era una opción. Le hicieron dos curas en el Centro de Salud, las demás en casa, sólo limpiar con suero fisiológico y poner Betadine, y en menos de una semana ya la herida estaba seca, con buen color y sin inflamación. Eso si, no nos engañemos, es una gran cicatriz.

¿La hora del baño? Un lío. Hasta que no se le caen los puntos del injerto no se podía bañar, al menos no como la mayoría de las personas conocen lo que es un baño. Con toallas húmedas y unas esponjas enjabonadas que se venden en el Mercadona lo aseábamos pues no podía mojarse ni la mano ni la cadera. El pobre deseando un buen baño nos pedía cada noche "Al agua pato", hasta que se le cayeron todos los puntos del injerto y ya sí, con la mano vendada en alto, amarrada a la agarradera de la ducha, lo empezamos a bañar "como siempre".

¿Lo menos agradable? El momento de quitar el vendaje. Justo un mes después de la operación, le quitaron el primer vendaje para ver el resultado, lavar la mano y volverle a vendar. El aspecto de la mano me impactó, aún en carne viva, la piel finita y rosada con partes negras, según el cirujano costras, como cuando nos damos un golpe, que se irán cayendo poco a poco. Espero que así sea porque hora le han puesto un nuevo vendaje más sencillo que en 5 días debemos quitar en casa, se encargará ayo, porque a mi se me hace muy duro. 

Pues esto es todo, ahora toca esperar a la última revisión con el cirujano para que nos explique si hará falta o no rehabilitación y nos resuelva las últimas dudas. 

En definitiva y una vez más, él ha asimilado todo de manera muy natural y nosotros hemos sido los que se han preocupado o asustado según que situaciones. Otra lección de vida.

Si se quedan con alguna duda no duden en escribirme, les responderé encantada. 

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