Así que le propuse que comenzaría con la fruta estando de vacaciones y me dijo que perfecto, que podía darle de todo excepto aquellas frutas que tuviesen pelitos o fuesen las consideradas frutas tropicales.
Basándome en mi intuición, opté por empezar con la naranja, pues a pesar de ser la fruta más ácida quería que el comenzase por la sensación de tragar algo que no fuese la leche y desde un recipiente como el biberón antes de pasar a la cuchara.
Me pareció perfecta esta idea ya que estábamos de vacaciones en el sur y creí que el zumo también sería una buena manera de hidratarlo.
¡Como suponía le encantó! Estuvo dos días con zumo de naranja y luego cada dos días fui añadiendo mitad de una fruta nueva.
Él encantado, y nosotros viéndolo comer con tanto gusto también. Ya ha probado la naranja, el plátano, la uva, la papaya, la pera, la manzana... La primera vez que le dimos pera le dio gases y optamos por quitársela, pero luego al comentarlo con la pediatra nos dijo que pudo haber sido casualidad que es muy buena para el estómago y volviésemos a probar, así lo hicimos y no se equivocó. ¡No volvió a ocurrir!
Su fruta preferida es el plátano y la que menos le gusta la papaya. A pesar de esto intentamos ir poniéndole de todo y ya le estamos mezclando con cereales. Al principio se estriñó un poco así que los cereales que está tomando son los de avena y ciruela y le van muy bien.
Tu ¿Qué pautas seguiste para introducir las frutas a su alimentación diaria?
No hay comentarios
Publicar un comentario