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Día a día de una mamá primeriza
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21 sept 2016

¿Seguridad social o médico privado?

¿Qué piensan sobre esta pregunta?

No me parecía una pregunta especialmente relevante hasta que después de tener un aborto natural no quedase totalmente convencida con el diagnóstico médico.

Cuando yo creía que tenía 8 semanas de embarazo y los médicos calculaban 12 semanas de gestación tuve mi primera ecografía, a la que entré con toda la ilusión del mundo y de la que salí con la noticia de que tenía que tomarme una pastilla llamada Cytotec, que me provocaría las contracciones en casa con el fin de interrumpirme el embarazo y expulsar la bolsa que supuestamente estaba vacía, no sabían si porque el feto se había despegado o porque nunca llegó a formarse, es lo que se conoce por embarazo con saco vacío.

Al no conocer nada sobre esta cuestión nos entraron muchas dudas y miedos que nos empezamos a plantear una vez después de haber pasado por todo este proceso doloroso y desagradable.¿Y si realmente no había sufrido un aborto sino que mi feto era más pequeño de lo que la ginecóloga pensaba? puesto que por mis cuentas tenía bastante menos tiempo de gestación de lo que ella decía.

Como esa me pasaron mil preguntas por la mente, y aunque quise desecharlas de mi cabeza fue cuando decidimos hacerme un seguro privado antes de volver a intentar quedarme embarazada. Al menos así tendría una segunda opinión ante cualquier cuestión que escapase de mi conocimiento.

Cuando tomamos esta decisión como padres primerizos y precavidos, no teníamos ni idea de la locura que esto iba a ser. Nos pasamos los 9 meses de médico en médico como si del juego de la oca se tratase y continuamente unos y otros se contradecían con todo.

En el materno primero que si el niño tenía retrognatia, luego en el privado que no, que estaba todo normal, al repetirme la prueba en el materno que ciertamente era un efecto visual que no tenía retrognatia pero que estaba bajo de peso y el privado que estaba dentro de los percentiles aunque estuviese en los mínimos...así hasta la última semana en la que salí de mi ginecólogo privado de monitores estando supuestamente todo perfecto y al llegar a la tocóloga de la seguridad social me dice que el flujo sanguíneo del bebé se había alterado y si continuaba así tendrían que provocarme el parto, adiós a mi idea de dar a luz en el agua si esto era así.

Tal fue el susto que llamé a mi ginecólogo privado para que me explicase que estaba pasando, pero no podía atenderme ese día porque no tenía hueco y me fui a la Clínica Santa Catalina donde me dicen que está todo bien y me voy a mi casa tan tranquila.

Al día siguiente bolso en mano nos fuimos al materno a repetirme la prueba, confirmado, el flujo estaba alterado y me dejaban ingresada para provocarme el parto al día siguiente a primera hora.

Conclusión: estuve pagándome el seguro privado para que me diesen mayor seguridad en mi embarazo porque quería una segunda opinión después de haber tenido el aborto y lo único que tuve fueron más visitas de médicos y más contradicciones. A todas estas ni unos ni otros (ni el privado ni en la Seguridad Social) acertaron una, mi hijo no nació bajo de peso como me habían dicho, pesó 3,160 kg exactamente, ni tuvo retrognatia, en cambio sí que nació con cuatro dedos en cada pie, algo que en ningún momento ninguno me comentó.

Yo despues de mi experiencia y haber probado lo bueno y lo malo de ambas partes no volvería a contratar un seguro médico privado. Porque si bien es cierto que la seguridad social no va tan rápida como quisiéramos, ni las instalaciones son especialmente lujosas, me ofrecieron en la hora del parto un trato excelente del que estoy totalmente agradecida y del que les contaré cada detalle en el próximo post "El momento del parto". 



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