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Ms Glezbet
Día a día de una mamá primeriza
Moda Infantil

28 sept 2016

9 meses de espera


Fueron los 9 meses que han pasado más rápido del mundo y a su vez los más exprimidos y disfrutados, 9 meses conociéndonos y los que nos quedan.

El primer trimestre tenía una mezcla de sensaciones, nervios, ilusión y miedos, pero una vez pasada la barrera de los tres primeros meses las sensaciones fueron mucho mejor.

Al cuarto mes el cansancio y el sueño desaparecieron y de repente me volví a sentir con muchísima energía. 

La barriga no comenzó a crecer hasta el quinto mes así que tampoco me sentía pesada ni incómoda, me apetecía volver a practicar deporte y así lo hice. Aunque no con la misma intensidad de antes de quedarme embarazada, ni tampoco con la misma rutina, pero volví a hacer ejercicio, piscina, sala de musculación y alguna clase dirigida (pilates, body balance e incluso hice algunas clases de zumba). En noviembre, con 5 meses y medio, me dieron la baja por riesgo laboral en el trabajo, y son tantas las cosas que quería hacer aprovechando que tenía más tiempo libre, que finalmente no fue hasta enero cuando se acabaron las navidades, cuando comencé a aprovechar el tiempo otra vez. 

Después de casi dos meses haciendo recados navideños, disfrutando de mis primeras navidades sin trabajar después de más de 7 años, e intentando descansar, en enero volví a la rutina.

Con los 7 meses, después de los reyes, no tenía ni el bolso preparado por si se me adelantaba el parto, por suerte no fue así. Empecé a hacer mis típicas listas para organizarme, que tenía que llevar al materno tanto en el bolso del niño como en el mío, que me faltaba para su cuarto y decoración, lavar y planchar toda la ropa que me habían ido regalando, planear el babyshower... 

Todo mi tiempo lo invertí en soñar con el pequeño y disfrutar y planear su llegada. Comencé las clases de natación para embarazadas que me encantaron, lo más relajante y satisfactorio que pude hacer después de las estresantes compras navideñas, y las clases de preparación al parto con la matrona Saturia en la calle Franchy Roca. Muchos dicen que las clases de preparación al parto no sirven para nada, yo considero que todo el mundo debería asistir, porque aunque algunos días se habla de cosas evidentes y la clase se puede hacer más pesada, también se da información interesante y hace que se impliquen ambos miembros de la pareja.

En el octavo mes, en febrero, volvieron los preparativos, mi cumple y el babyshower, las fotos del embarazo que quería tener de recuerdo...

El último mes ya no me sentía tan cómoda, me asfixiaba cogiendo algo de peso o subiendo las escaleras de mi casa, cosas cotidianas que nunca te has planteado como fregar los platos o cepillarte los dientes se convierten en una odisea, porque la barriga me iba tropezando con todo, me costaba hasta amarrarme los cordones de las playeras o pintarme las uñas de los pies, por no hablar de levantarme de la cama con un empujoncito de mi novio para ayudarme.
Tuve un embarazo bastante bueno del que pude disfrutar a mi manera, lo peor las continuas revisiones médicas a las que no estoy acostumbrada normalmente y que ahora siento que tampoco sirvieron de mucho, como ya les comenté en el post en el que abrí el debate sobre si piensan que es mejor “Seguridad social o médico privado” para la supervisión de un embarazo.

En general 9 meses de ilusión y de mimos, pensando en mi y visualizando el momento de tener en mis brazos al pituso.

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