Para él no ha sido una experiencia como para el resto, puesto que mami ha estado casi en todo momento presente, aún así creo que ha sido una idea de lo más acertada.
Desde el conocer a otros niños, fuera de su vícnulo de amistades de la escuela, al hecho de relacionarse con niños de distintas edades a la suya, aprender de los mayores y tener que afrontar situaciones que le puedan gustar más o menos, pero que ha aprendido a gestionar por sí solo de forma autónoma y que deberá seguir aprendiendo a hacerlo, puesto que así será el resto de su vida, hacer deporte, ¡la piscina su actividad preferida!, tener que aceptar normas, interiorizar rutinas y horarios de los que nos olvidamos cuando se acaba la escuela, disfrutar de los momentos de juego, estar en contacto con la naturaleza y valorar cada momento de aprendizaje.
Estos y muchos otros factores beneficiosos para nuestros hijos, era de los que quería que pudiese disfrutar Aylan durante su verano, y aunque en principio iba a ser sin mi supervisión, pues también es necesario que aprendan a ser independientes para que así mejoren su autonomía, la idea era que hubiese ido al que organizaba su profe de Judo, pero se suspendió y no pudo ser, así que acabó conmigo. Él encantado, y la verdad, yo ilusionada de haber podido haber sido partícipe de sus progresos a la hora de relacionarse con el resto, a pesar de ser el más pequeño tuvo que lidiar consigo mismo, aceptar que no siempre puede tener la razón y mejorar la habilidad para compartir.
Sin duda, creo que estas 3 semanas de Campus, han sido la mejor adaptación pre inicio de cole que ha podido tener.
Ya les contaré si de verdad traslada lo aprendido al ámbito escolar.
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