Se van acabando nuestras vacaciones y volver a la rutina está siendo algo paulatino y mucho menos radical que el año pasado. Durante el verano el ritmo biológico de Aylan y el nuestro en equilibrio, han marcado los ritmos, y he de reconocer que ese relax y el poder disfrutar el uno del otro sin prisas me encanta, pero cuando volvemos al trabajo la organización y las rutinas son necesarias.
Por lo pronto, este año, el periodo de adaptación lo estamos superando juntos, tengo la suerte de estar de vacaciones y poder acompañar en este proceso a mi pituso al entrar y salir de la escuela, con una dosis extra de mimos. Así que podremos recuperar las costumbres con una adaptación gradual, en la que el recuerdo de las rutinas escolares será progresivo y los ritmos del sueño y hábitos alimenticios se irán refrescando con el paso de los días.
En mi caso me toca volver a los preparativos nocturnos, en los que preparar la mochila, comprobando que tiene dentro las mudas, ropa marcada, agenda firmada y todo lo necesario para un día en la escuela, sin olvidarnos irnos pronto a la cama, después de leer un cuento precioso que haga que soñemos que mañana será un gran día, será mi ritual pre descanso.
El primer día ha ido genial, aunque ha costado un poco levantarse de la cama y salir de casa, una vez llegamos a la escuela los ánimos fueron mejorando. A Aylan le ha tocado la misma educadora, así que empezamos con buenas noticias.
Nos tenía preparada una manualidad en la que había que pintar con témperas, con lo que le gusta a Aylan las explosiones de colores y pringarse entero. Luego, hubo un momento de juego entre ellos, para que exploraran el nuevo aula y jugasen de manera libre, creo que esto es vital para que ellos sientan de algún modo suyo el espacio donde van a pasar tanto tiempo, sean autónomos y se sientan parte de lo que comparten, para que todos se impliquen y todos se respeten entre sí y respeten lo que será en parte de todos durante unos largos meses. Aunque alguno de sus amigos ya no están en su clase, ha podido jugar con ellos antes de entrar, así que entró contento y de buen humor. Si a esto le sumamos que el primer día sólo se iba una hora y acompañado dentro de la clase de mami, pues todo maravilloso. ¡Primer día superado!
Ahora toca volver mañana solito, ya con la jornada escolar completa, y en breve nos vamos de vacaciones a La Palma unos diítas a quemar los últimos cartuchos vacacionales.
Así que ya les contaremos que tal la experiencia antes de volver al 100% a la rutina.
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