Y llegó el día. Por fin ayer pudimos disfrutar de nuestra primera cabalgata infantil en familia.
Tal vez no todo el mundo pueda entender este sentimiento carnavalero, pero como ya les he contado en algún post de Ms Glezbet es una sensación inexplicable de diversión asegurada y fraternidad entre desconocidos que salen a las calles disfrazados con la única intención de bailar y divertirse.
Aunque mi pareja no comparte conmigo esa pasión indescriptible que yo siento por lo carnavales, si que ha querido compartir este día con nosotros y ver la cara de nuestro pituso entre tantos colores, gente y música.
Desde luego no se arrepintió. Lo hemos pasado genial. Carnavales más familia, ¿que más se puede pedir?
Aparcar nos costó muchísimo y tampoco lo dejamos muy bien que digamos. Esperando que no nos multasen vimos la cabalgata y desde que pasó la última carroza salimos corriendo a llevarnos el coche antes de que pasase la policía.
El año que viene que ya Aylan será más grande y tenemos la experiencia de este año trataremos de ir antes, para poder ir detrás de las carrozas en lugar de verlas pasar desde algún sitio.
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