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Ms Glezbet
Día a día de una mamá primeriza
Moda Infantil

26 oct 2016

La lactancia



Las dos primeras semanas de pecho han sido duras. Dolor con la subida de la leche, la sangre en los pezones cuarteados, mi incomodidad por estar aún molesta con los puntos de la episiotomía, adaptarnos a los nuevos horarios... A todo eso le sumas el mal humor que se te va poniendo con la gente que no tiene nada de tacto y no piensan sus palabras antes de escupirlas y ya el cóctel está servido.

La teoría es fácil: masajear los pechos previamente para evitar que se formen bolas de leche cuajada, usando una botella con agua caliente por ejemplo, y estimularlos, acostada sobre un costado o sentada relajada con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo dejando el brazo que sostiene la cabeza del bebé a modo de almohada, respirar hondo, incluso cerrar los ojos para relajarnos, el ombligo del niño enfrentado al mío, procurando que ninguno tengamos camiseta para fomentar el contacto piel con piel, se introduce la areola y el pezón en la boca del niñ, si el niño coge sólo el pezón con tu dedo pequeño tendrás que sacárselo y volver a pegarlo bien. Ahora lo más difícil ¡a practicar mucho!, unas diez veces al día.

Ya me había pasado durante el embarazo, pero no le daba la misma importancia porque era capaz de ignorar todos los comentarios negativos sin que me afectasen. En cambio ahora, está mi peque en medio y todas las lecciones gratuitas que te da la gente sin que se las pidas no sientan nada bien. "Seguramente tú leche no es buena", "Tendrías que olvidar tu capricho de darle el pecho y darle el biberón" "Quizás es que no te alimentas bien", "Deberías comer esto o lo otro" “Mejor dale 20 minutos de uno y 20 de otro”... Te bombardean a comentarios negativos o contrarios a tus sensaciones, mientras tú tragas saliva y empiezas a creer que eres una mala madre, que por tu culpa tu hijo pasa hambre y que todo lo haces mal.

Deberían ser más empáticos y entender que soy madre primeriza, mi hijo y yo nos estamos conociendo, no tengo un máster en maternidad ni lactancia, pero les aseguro que lo hago lo mejor que puedo, me entrego en cuerpo y alma cada día, lo hago con dulzura, con paciencia, me preocupo más que nadie de su bienestar y su felicidad porque a nadie le importa más que a mí, y sobre todo lo hago con todo mi amor, así que ni siquiera espero comentarios alentadores por su parte, sino que al menos se los ahorren. No me interesa su actitud pesimista frente a mi forma de criar a mi hijo, no pido que le guste como lo hago, sino que respete la fina línea entre mi familia y mi crianza y su casa.

Después de tanto estrés con el tema de la lactancia, dolor, comentarios de la gente, la bajada de peso del peque de los primeros días... hoy al fin una buena noticia, está subiendo muy bien de peso, 50 gramos en poco más de un día así que no necesita compaginar el pecho con bibe como nos habían dicho en un principio.

Espero comenzar a poder disfrutar mucho más de esos momentos con el pituso con toda la confianza en mí misma que me ha dado la pediatra especialista en lactancia del Centro de Salud. ¡Gracias Soraida!, un encanto de mujer.

¡El truco está en querer!

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