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Ms Glezbet
Día a día de una mamá primeriza
Moda Infantil

12 oct 2016

El momento del parto


Tenía claro durante todo el embarazo como quería que fuese mi parto, pero prefería no pensar mucho en ello.

Desde pequeña me asustaba muchísimo pensar en dar a luz, así que le decía a mi madre que adoptaría.

Creces, te enamoras y decides quedarte embarazada. Lees, te informas, y decido que dentro de las posibilidades que tenía quería dar a luz en el paritorio 8 en el Materno, en la bañera. Al tener el seguro privado mucha gente me decía que fuese a Santa Catalina, pero yo tenía claro lo que quería, y era dar a luz en el agua. Tenía la sensación que sería así más natural y me sentiría mas relajada que en una camilla, que lo que me transmitía era tensión.

Todo el embarazo marchó bien y cumplí las 40 semanas. Lo disfruté tantísimo que se me pasó volando, y justo cuando ya había "superado todas las pruebas", las curvas bien, la tensión, el exudado, las monitorizaciones...a las 40 semanas y 3 días de repente me dicen que el flujo sanguíneo de la cabeza del bebé se está alterando y que debo repetirme la prueba al día siguiente en el materno, que en caso de efectivamente fuese así me provocarían el parto y no podría dar a luz en la bañera.

Y así fue, con 40 semanas y 4 días me repetí la prueba y ya me quedé en el materno.
Se suponía que al día siguiente a las 08:00 de la mañana me provocarían el parto, pero no hizo falta, ese mismo día después de ponerme la cinta comencé con las contracciones y me la tuvieron que quitar antes de tiempo porque se intensificaron.

Durante las contracciones di paseos por el pasillo, probé con la pelota de pilates, que en mi caso no me ayudó porque sentía la presión de la cabeza del niño ya en la vagina y me incomodaba, y me di alguna ducha. Las duchas estoy segura que relajan mucho más en casa, porque en el materno con el plato de ducha tan estrecho y la sensación de que se te pega la cortina de baño al cuerpo, no es muy agradable.

Entonces empecé a sentir náuseas, ganas de vomitar y lo que yo pensaba que eran ganas de hacer de vientre, y corriendo me bajaron a monitores.

Dilaté muy rápido, y menos mal, porque fue lo más desagradable, me vomité unas tres veces, lo que yo pensaba que eran ganas de hacer caca me dijeron que era la cabeza del niño ya en las puertas, y con los dolores me apetecía moverme y tenía que estar acostada con los monitores.

Me ayudaron mucho los masajes en la espalda de mi tía, que me estaba acompañando en ese momento, y en una hora y media más o menos pasé de tener de 3 a 10 centímetros. Mi madre y mi novio que se habían ido a asear y cambiar por casi no llegan.

Ya las contracciones me pedían empujar aunque la enfermera me decía que no lo hiciera, que aún no tenían paritorio, pero era inevitable, empujar era lo que me aliviaba, y en uno de los empujones rompí aguas.

A las 23:00 entré a paritorio, y cuatro empujones después, con la ayuda del matrón Manuel, sin necesidad de epidural ni oxitocina y con toda la energía y apoyo de mi novio, que no creía que fuese capaz de entrar, a las 23:08, me incorporé y terminé de sacar y poner sobre mí a mi pequeño precioso.

El mejor momento de mi vida, todo en mí cambio para siempre, un nudo en la garganta, un peso en el estómago, y un amor infinito a mi pituso, la sensación más plena que he experimentado.

Mi novio cortó el cordón, y mientras limpiaban al niño nos dijeron que solo tenía 4 dedos en cada pie, él se impresionó mucho porque no nos habían dicho nada en todo el embarazo, como ya les conté en el post anterior, y tuvo que salir del paritorio. Yo estaba tan feliz que no me pareció un motivo de preocupación, nada podía en ese momento quitarme la sonrisa de mi boca.

Esperaron un poco a ver si expulsaba la placenta, pero no fue así y tuvieron que intervenirme para hacerme un legrado. Me durmieron, y cuando desperté fue como si me hubiese pegado el sueñecito más reparador de los últimos 9 meses.

Después de todo, lo bueno y lo no tan bueno, la experiencia 100% recomendable, y el trato recibido en el materno a pesar de todo lo que dicen, en mi caso fantástico.

Mi parto lo resumo con el momento en el que mis lágrimas de alegría se unieron a las de mi pequeño, dándole la bienvenida a su nueva vida. Sus ojitos expresivos y curiosos me miraron y me conquistaron para siempre, y al sentir su pequeño cuerpito por primera vez sobre mi pecho y no dentro de mi... ¡Pura magia!
29/03/2016  TU PRIMERA FOTO

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